Dicen que todo tiene su fin, yo nunca me lo he creído. Nada
termina, nada muere, solo se transforma. Elegimos un camino pensando en la
meta, pero lo que nunca nos planteamos según avanzamos es qué esa meta puede no
ser lo esperado, ni peor, ni mejor, solo diferente.
Hace años abrí este blog con un propósito, organizar mi vida
interna a través de los escritos. Realidades de Eternia debía ser un blog
anónimo donde plasmar mis emociones. Poco a poco se fue convirtiendo en una jaula
de grillos, una caja de Pandora que al abrirse me explotó en la vida real, allí
dónde soy persona. Para mi sorpresa esa explosión de realidad ha terminado
siendo el motor de mi vida, la de ahora, la real, dónde tengo piel y huesos.
Hoy puedo decir que este blog cumplió su cometido, me
sumergí en mi propia catarsis hasta encontrarme en otra ciudad, lejos de mi
gente. Utilicé las palabras para escapar de mis demonios, finalmente maduré y
ellos desaparecieron. Cómo desapareció aquella nube oscura donde me encontraba
atrapada, despareció el silencio, el hombre de gris y todas aquellas
cosas-personas que me causaban malestar interno.
No tiré mi vida por la borda, simplemente me limité a hacer
saltar a todos aquellos que me sobraban. Era la única forma de proseguir ligera
y segura, sin malos karmas, ni garrapatas emocionales. Hoy puedo decir que
estoy orgullosa de mi misma, que volvería a dar todos los pasos y tropiezos del
pasado sabiendo que mi ahora y mi futuro me pertenecen.
La catarsis terminó hace tiempo, cuando decidí con quién
quería compartir mi vida, mi camino, cuando traje a mi-nuestro hijo a la vida,
cuando mi Mundo Hormigón fue mi guía.
Realidades de Eternia deja pues de tener sentido, ya no
escribo, no aquí. Ya no creo, no aquí, pero sí sigo, sí aquí www.mundohormigon.es