12 ene 2009

Soplo de Invierno

Has pasado a mi lado como brisa de invierno, desgarrando miradas con tu gélido aliento, dispar, distante, ensimismado. Te has marchado de la mesa olvidando un café casi apurado, donde el último trago tan solo es el resquicio de lo que no apareció tras la puerta, esa, que has pasado interminables minutos observando, dormida, abstraída, casi despierta.

Del estómago en puño y corazón en vuelco me he girado a tu paso, rodeándome de una fragancia juvenil, de primavera errónea, de sueño en una sola copa, de un solo trago. Y hasta he tenido que buscar el calor en unos ojos claros, melancólicos a la par de risueños, de verde claro.

-¿Qué ocurre? –pregunta él, mientras sorbe la pajita de whisky en café.

-La soledad, tan solo eso…nada más.

-¿La tuya? –pregunta en sorpresa.

-¿La mía? No, la de ella –y te he señalado, mientras marchabas por la puerta.

Has dejado el vahó de todas las preguntas sin respuesta, de la sensación de agobio y peso del alma sobre la barra en céntimos de propina, el pañuelo olvidado que cuelga noble sobre la mesita.

-A veces observo –le he dicho, mientras sorbía despacio el chocolate ambiguo –a la gente, sus miradas, sus ropas, sus gestos…me pierdo en ellos para darlos la vuelta, comprender que buscan, en que piensan. Entonces escribo, de cabeza, de memoria, solo para mí.

Y él, me ha preguntado con la mirada de quien marca acordes entre los dedos, dibujando despacio una sonrisa en mi pelo, dando paso a mi voz, invitándome a escribir sobre ti que nada conozco, analizándote en notas, calculándote en versos.

-Soledad, soledad rítmica de quién burbujea pensamientos en la taza de un café, y la cucharilla de plata no es más que la excusa en la que sumirse desnuda en alma, sola en compañía de una taza. Despacio, atenta, has intentado no mirar la puerta, quedarte en la despensa de tus pensamientos, dormirte en la cuchara que da vueltas. Pero la puerta te llama y te agobia, mientras buscas llamadas inexistentes en el teléfono que escondes entre tus manos. Estas sola, esperando que se abran los cristales y el gélido invierno te robe la risa, te haga de chispa, te cubra en deseo, te cumpla niña todos tus sueños…pero él no ha venido, y tu marchas a prisa dejándote el último trago de un café ya frío.

Mientras, él, a compuesto melodías en susurros, y mi voz ha dejado de sonar para dar paso a su solo, ambos hemos reído.

-¿Vas a llorar? –me ha preguntado.

-No, solo me dio pena esa chica, llevaba la tristeza en sus ojos.

-A veces compongo música, en mi cabeza, mientras trabajo o camino…

-Sí, lo se, yo letras…solo letras.

Más tarde, cuando la mesa ha quedado vacía y el hielo caía en lluvia, el frío de la noche nos ha sorprendido a los dos. Y él se ha vuelto anhelante buscando mi boca, persiguiendo mis ojos, mirándome fijo, envolviéndome en noche.

-Yo también te quiero –he respondido, mientras mi estático cuerpo de hielo se ha derretido entre sus brazos.

Y al marchar, tú has vuelto en busca del pañuelo olvidado…nosotros, ante tus ojos, tan solo una pareja que se añeja en abrazos, diminutos puntos de lluvia bajo un paraguas de azabache trazado.
Iraunsugue Eternia

Fotografía-Setcases (Girona) Navidades 08

5 Atravesaron la realidad:

Rara Avis dijo...

Que bella... que bello...

besitos....

JuanMa dijo...

Hay soledades que nos resultan más próximas que otras...

Yo también he tomado cafés mirando alternativamente la puerta y el teléfono...

Me alegra que al observar tú no estuvieras sola.

Besos que acompañen y llamaradas contra el frío invernal.

MATISEL dijo...

Qué empatía, Iraunsugue, me daría miedo verte cara a cara porque leerías mi alma como un libro abierto, y descubrirías mis secretos, esos que se refugian a veces tras una sonrisa, el humor o tras una mirada directa.
Dicen que quien siente las emociones ajenas es porque ha vivido esa experiencia y la reconoce en los demás, aunque esa persona lleve la máscara puesta...y también los defectos ajenos, a veces nos alteran porque vemos aquellos que no queremos reconocer en nosotros.
En fin, la empatía es a veces una maldición...aunque se transforme en arte, como lo haces tú, pero tan necesaria para salir de ese YO cerrado que sólo se ve a si mismo.

Muchos besos

Iraunsugue_Eternia (Laura Butragueño) dijo...

AYSHANE: Gracias, besitos.

JUANMA: Es que la soledad es como dos gemelas, solo que una es buscada y la otra no. Ojalá la próxima vez que tomes un café mirando hacía la puerta y el teléfono, ella aparezca a la hora precisa.

Besos en cafeterías y rugiditos en la cueva.

CAMINANTE DE NOCHE: Jajaja bueno, a menudo pienso que seguramente me lo invente, a lo mejor esa chica no esperaba a nadie, no lo se, seguramente ponga sobre las personas emociones que creo ver porque hubo un día en el cual las viví…o quizás si que sea un tanto empática.

Seguro que el día que pueda mirarte a los ojos después escribiré grandes historias ;)

Un abrazo grande.

haThus dijo...

La vida a tu lado se vive de forma dual. Lo que yo veo, siento y guardo, y lo que tu ves, sientes y escribes (o expresas). Tus pensamientos vivirán para siempre en y serán revividos una y otra vez por todos aquellos que así lo deseen, como maravillosas historias que emrgen de la vida mundana.

Me gusta.


Besos en sentimientos.