19 jul 2008

Tú, la que vuelves


Sonaría dramático nombrarte, hasta escribirte me resultaría una pérdida de tiempo, pero el solo hecho de perderlo me ayuda para no sentirte, o quizás solo sea la necesidad de mantenerte lejos. Incoherente mi forma de pedirte que marches, extraña y lo sé, pero es que no encuentro otra forma de hablarte que no sea alzando la pluma en pos de que esta, sea no más que el látigo que fustigue tu llegada.

Es irónico el sentirte de nuevo, pero aún más sarcástico me resulta el hablarte directo, como desearía no sentirte y no tenerte, porque así fuese resultaría que tu antónimo a estas horas sería la mueca de mis labios.
Llenas, por qué no admitirlo, llenas tanto que ahogas el sentido común de esta que te tiene, y no es que atrapes sino que asfixias. Y no es que duelas sino que me mantienes en ese estado tuyo, tan neutral y descriptivo que podría pasarme las horas hablando contigo.

Años eran ya los que me faltabas, y créeme si te digo que jamás te eché de menos, fuiste aquello que tuve y que conseguí esconder en los silencios de la risa floja y la verborrea empírica. Y hoy, enemiga y extraña, te vuelves la única acompañante de esta cabeza pensante que no te añoró, pero que termina creyéndote amiga, ¡qué estúpida decisión!

Se que al nombrarte te hago más fuerte y por eso busco la manera de no darte vida, pero es que te has hecho de ti misma y has conseguido colarte en mí, tanto, que ahora me cuesta elevar la mirada recordando que antes no estabas, y que yo, sin ti, lo fui todo, como ahora dueña de mí no soy nada.

Soy consciente de que lo peor que podría pasarnos es acostumbrarnos una a la otra, resultaría entonces la derrota de este espíritu que porto inquieto y revolucionario. Que se niega, sí, se niega a sentirte y hacerte partícipe de los momentos que intento vivir, o eso creo, pues más ya no se si sobrevivo o solo soy victima de tus fórmulas.

Estás aquí, y te siento tanto, que la única manera de perderte es imaginando que te irás, ¿pero cuando?, dime extraña, ¿Cuándo?

Iraunsugue Eternia
Fotografía-De algo llamado soledad, Alicante 2007.

2 Atravesaron la realidad:

haThus dijo...

Intenta dejar de pensar en un oso de color rosa. Hay sentimientos que se magifican al darles demasiada importancía, por no decir que todos. Los sentimientos no se deben ignorar se deben admitir, pero que difícil resulta a veces, ¿Verdad? y que confuso, para uno mismo, cuando no los quiere sentir. De todas maneras, a veces hay personas que encuentran la paz después de contemplarlos y entender que solo son eso, sentimientos y que la realidad es mucho menos dramática.

Besos solo para tí.

Iraunsugue_Eternia (Laura Butragueño) dijo...

Arg jajaja pensar en un oso sí, pero rosa ¡no! Ya sabes que odio ese color…

¿Y quién quiere sentir la soledad no buscada? Por que esa cuando se busca es compañera inseparable, e incluso la más fiel de las amantes, pero cuando viene sin más y sin previo aviso, es entonces cuando una no querría pensar en ella, pero es que sigue estando.

Yo soy una de esas personas, necesito reconocerlos y observarlos, luego ignorarlos o licuarlos ya es otra historia. ¿Me estas llamando dramática? Jajaja ya sabes, un poco, es mi condición de artista, ¿te vale como excusa? ;)

Besos de mi para ti, solo para ti.