3 jul 2008

Cálido de té frío


Ha comenzado a reinventarla en la caricia próxima al lugar de las prohibiciones, y ellas jamás se ha dejado mecer allí en las caricias. Pero sus manos son cálidas de suavidad extrema, que la lleva a dejarse llevar y estirar las piernas, para que él pueda seguir acariciándola, mientras desvía la prohibición hasta sus piernas y aprieta lento, suave, hasta sentir la pasión contra los dedos de los pies y apretar más fuerte, sin dañarle, tan solo para verle estremecerse sobre la silla de mimbre que lo sostiene.
Se deja envolver por la idílica sensación de complicidad que traspasa las miradas y los silencios, tan solo se ha vuelto aire de sabor exótico que se pliega entre la cobertura de sus labios, tiembla de deseo y la ropa cae dejando ver sus pálidas piernas.

Finge tranquilidad mientras la impaciencia toma su mano, se acerca y la besa, ella respira profundo aprovechando el latir en los minutos externos de una conversación distante y lejana, pero no puede escuchar más allá del sabor de su alma. Se ha prendido de los farolillos y la luz intermitente del té que reposa en la mesa que comparten. Parando su caminar hasta el deseo cuando alguien se acerca, apartando unos milímetros su piel de la entrepierna de él, dejándolo respirar para que recobre la conciencia.

Se vuelve bruja una vez más y ataca al punto débil de su humanidad, respira en su oído, lame tranquila el cuello acompañado de besos sinuosos hasta el lóbulo de su oreja, sintiendo el calor de su boca cerca de su pecho, suspira y gime.
Le siente estremecer contra su pelo, lo abraza unos segundos en lo incorpóreo, para alejarse de nuevo y mirarle insistente. Lo traspasa y lo desnuda para su disfrute, lo mece entre sus brazos y se deja llevar por lo que él calla.

-Vámonos –ha dicho alguno de los dos.

Y simplemente se han alejado del laberíntico vergel para escapar al de las sensaciones, la noche se mantiene en calma en aquel claro, y de vez en cuando los coches llegan para distorsionar la oscuridad de ambos.
Sobre él ha comenzado a moverse tranquila, sintiendo sus manos contra su espalda atrayéndola hasta su cuerpo. Desabrocha los botones deprisa mientras siente la desnudez de la piel contra su pecho y el la muerde y la excita hasta mojarla por entera. La hace suya en cada beso que la roba, pierde la noción del espacio y no ve más allá de sus ojos, muere y renace en cada suspiro que acompaña al movimiento in crescendo de dos cuerpos que comienzan a conocerse.

Se recorren en la humedad de la noche hasta hacerse uno, y le siente dentro, tan dentro que podría atravesarla en los gritos que se la escapan, en el placer noctámbulo de aquella noche sin luna. Se hace suya hasta sentirle por entero, pendiendo la locura de lo angosto del camino, y el pasear tranquilo de las yemas de sus dedos alrededor de la erección que él enmarca en la penumbra.
Dulce ambrosia del placer que torna lejos de volverse efímero, se deja hacer y recorrer por entra, hasta quedar tumbada y sobrevenirle su cuerpo encima, se amoldan las figuras en el sofocante calor de un coche inventado. Hasta sentir que él muerde sus propios labios y ella simplemente cae en el vacío del placer antiestático. Se recompone en los latidos del corazón que siente, y se deja moldear nuevamente hasta tenerlo presente, lo observa cerrar los ojos, aguantar la respiración para no dejarse llevar por los gritos incontrolados de la pasión que acompaña, se deja ir con él hasta el nirvana.
Para más tarde sentirse en calma, y fundirse contra el sudor del amor varado en el lugar del nada.

Iraunsugue Eternia
Fotografía-Carmen del Campillo, Crevillente Alicante 2008

2 Atravesaron la realidad:

haThus dijo...

Como hace ya tiempo te dije, con solo leerte, uno se puede sentir rodeado de las sensaciones que describes. Parece que el tiempo nunca pasará para esos momentos que podrán ser recreados una y otra vez por cualquiera que te lea. Se podría decir que será un momento inmortalizado para siempre. Me ha encantado y por cierto este es el post que te dije ayer que había empezado a leer y no acabé.

Besos inmortales.

Iraunsugue_Eternia (Laura Butragueño) dijo...

De eso se trata, de inmortalizar la vida y los recuerdos aunque sea de la forma más sencilla, escribiendo. A menudo las sensaciones en mi mente se transforman en palabras, por no decir siempre. Supongo que es una idea romántica, eso de retener los momentos en una hoja de papel o una pantalla.

Me alegra saber que te gustó, y que volviste a sentirlo y vivirlo de nuevo. Ains que cabeza la tuya, no acordarte del té frío.

Besos para siempre.