8 jun 2008

Naturaleza


No sabe explicar aquella sensación que se apodera breve en los latidos inoportunos del amanecer de las cosas. Simplemente se hace dueño el sentir comenzando a crecer en el palpitar constante que da vida, corre deprisa burbujeando entre las venas que siguen el forcejeo de los músculos por llegar allí.
Se vuelve victima de la brisa que llena los pulmones limpiando los residuos tóxicos del metal, y el sol compañero del fatigar nublado crea el ambiente cálido donde dejarse llevar.

Aspira, respira, suspira.

Es parte de todo, de la energía que corre bajo su cuerpo veloz para hacerla vibrar en conexión con el ánima mundi, que se contonea entre la esperanza que mulle el colchón de las horas.
Serpentean los aromas batiendo las alas sobre su cabeza, la llena la musicalidad de la brisa, el canto de los árboles al rozar el cielo, los insectos que corretean entre sus dedos desnudos de agobios.

Suspira, siente, se emociona.

Se deja llevar por el equilibrio que puntillean las hojas contra su pelo. Cierra los ojos para volverse brizna, mecerse en los placeres primaverales y estremecerse bajo el gélido aliento de la montaña.
Se duerme en la baga sensación de melancolía que prende hilos esmeraldas de la niñez, se hace margarita deshojada mientras cubre sus pensamientos de tranquilidad, metamorfosis a anfibio lejano, vuelo de águila y parte del campo.

Rosa al fin y al cabo.

Iraunsugue Eternia

2 Atravesaron la realidad:

haThus dijo...

Es la naturaleza, siempre está en nuestro subconsciente, siempre presente, siempre ha estado ahí. Vivimos con la melancólica idea del retorno y desvivimos en la deshora de su ausencia. Paz y realidad, luces y sombras, vida al fin y al cabo, la única vida natural para el hombre.

Besos naturales.

Iraunsugue_Eternia (Laura Butragueño) dijo...

Has dicho algo que me ha llenado “Vivimos con la melancólica idea del retorno y desvivimos en la deshora de su ausencia”….esto me da que pensar, sobretodo porque para mí tiene un alto componente mágico esta frase. La naturaleza es quién nos dio la vida, madre al fin y al cabo. Pienso que de ahí surge mucho la necesidad de tumbarnos sobre su lecho, para retornar a los orígenes en los cuales solo éramos partículas.
Es una necesidad esencial, la de sentirnos equilibrados en el mundo, y ella ayuda, ya lo creo que ayuda.

Besos entre la verde hierba.