9 jun 2008

La jodia cisterna


Desde pequeña mi madre me ha educado para ser una persona independiente, saber valerme por mi misma en un mundo hostil a veces, gratificante otras. Pero sobretodo a mi madre lo que siempre la importó, es inculcarme esa manía suya de “saber hacerlo todo”. Desde un pastel de cinco pisos, hasta cambiar un enchufe.

Claro que, con lo que nunca contó, es con que su hija saliese artísticamente contraria a todas las chapuzas caseras.

Ella disfruta llenando el carro de la compra en esos grandes almacenes, donde venden de todo para hacértelo tu mismo. Esta vez era la cisterna de mi cuarto de baño, debido a un desamor de la vejez, había decidido llorar a mares durante todo el día. Intenté durante dos meses consolarla cerrándola el caudal cada vez que se llenaba. Pero tras la llamada inesperada de mi prima avisando que vendría con bártulos y niña incluida, decidí que debía dar santo sepulcro a mi vieja cisterna y embellecer el baño con una más joven y dicharachera. Sobretodo porque la factura de agua me costó un soponcio y rebuscarme los últimos céntimos del bolsillo.

A las 18:05h de esta tarde me encontraba ante el nacimiento de mi nueva cisterna, tan plateada ella, con ese fácil mecanismo que podría montarlo hasta un niño y por supuesto las esperanzadoras instrucciones advirtiéndome que, en diez minutos tendría a mi nueva compañera de baño.

-Bah, ¡esto está chupao!! –pienso estúpida de mi.

Miro el papelito diez veces, abro las bolsitas, rebusco por si se me ha caído una pieza, nada, todo bien, listo, manos a la obra. Comienzo a montar el bichejo metálico encajando las partes de plástico, aquí cada una parece de una madre y un padre, aún así las “arrejunto” y parecen llevarse endiabladamente mal. No hay un dios que haga encajar la dichosa rosca en el turulo correspondiente.

-Sssssh tranquila, mira las instrucciones –pienso, y el reloj porque los diez minutos se han convertido en veinte, mientras yo me afanaba por entender el jeroglífico de planos.

Doy media vuelta, las hablo, termino gritándolas para mis adentros, me calmo, vuelvo a intentarlo de nuevo. Sigo mirando las instrucciones, aaaa todo perfecto.
Entonces, ¿por qué puñetas no funciona? Antes al menos tiraba agua, ahora ni eso, se ha quedado muda del todo.
Pillo la sierra, corto aquí, casi me arranco un dedo de allá, ¡coñe para un día que me pinto las uñas! El rojo pasión termina descascarillado, la cisterna volando por las aires y mi madre desde la puerta con destornillador en mano.

-¿Ya está? Ves como era fácil.

¿Fácil? ¡Ja! Si aún ni he comenzado. Corto, monto, desmonto, miro, remiro, me pongo de los nervios, me calmo, me muerdo las ganas de mandar la cisterna a la porra, sigo, aaa por fin, ¡que mona!
Me quiero a mi misma durante dos segundos, hasta que mi querida madre aprieta el interruptor ese y tachán…no va. ¿Cómo que no va?......

Salgo disparada hacía la otra punta de la casa, cojo el inalámbrico y vuelvo al cuarto de baño. ¿Dónde estaba la maldita bolsa? ¡Ah aquí!, marcó sin pensármelo dos veces y al otro lado del teléfono contesta una voz varonil con un acento peculiar.

-Esto, em jejeje ¿Toni?

-………..

-Jejeje, si, ¿no te importa?

-………..

-Vale estupendo, pues mañana a las dos te espero en casa.

Cuelgo y suspiro, mientras observo con furia el artilugio endemoniado que me observa desde el suelo.

-Hay que cambiar los alógenos de la cocina –me dice mi madre.

Resoplo enfadada mientras me imagino la odisea que debe ser el cambiar las lucecitas del techo, ¡ni en broma! Pídeme que te haga un pastel, un guiso, la comida más elaborada, que te escriba un poema, un guión, una novela, que te decore la casa, t prepare un viaje de ensueño, que te plante un jardín, que te acompañe a elegir la ropa perfecta para esa ocasión especial, que te escuche, que te psicoanalice, ¡pero por favor!, que nadie me pida que arregle nada de la casa, o será mi ruina, y la suya.

Porque al final, después de comprar la maldita cisterna, me toca llamar como siempre al turco de la ferretería y pedirle amablemente que me cambie esto u aquello….en fin, que le vamos a hacer, iré preparando el monedero.

Y digo yo, si mi chico que es un manitas para estas cosas, y encima me arregla el ordenador desde su casa vía internet, ¿no podría cambiarme la cisterna del mismo modo? Total, según las instrucciones solo son 10 minutos…. Intentaré recordarlo para nuestras conversaciones nocturnas.

Iraunsugue Eternia

2 Atravesaron la realidad:

haThus dijo...

En fin, nunca estenderé como eres capaz de crear una historia tan divertida de una simple chapucilla casera. Eres una escritora nata. El caso es que hay gente que se gana la vida con cosas así, mira si no a Pepe viñuela o Matt Groening. Yo creo que tu deberías estar triunfando ya. Y por supuesto, el tema de las chapuzas en casa es lo mio, ya veras ya jajaja.

Besos de mampostería.

Iraunsugue_Eternia (Laura Butragueño) dijo...

Y yo entenderé como te hago tanta gracia, si mi sentido del humor es pésimo!!! Tú si que eres ocurrente, siempre me plantas una sonrisa en la boca. No podría dedicarme a esto, sabes que tiendo más a estar nostálgica y melancólica, que a soltar chorradas semejantes como lo de la cisterna xDD

¿Escritora nata? Puede que si, me ha llenado esta frase, gracias. Y lo de triunfar tiempo al tiempo, alguien a quien quiero mucho siempre me dice muy serio tras el teléfono, que todo llega a su tiempo.

Y si, jejeje te toca ser el manitas de la familia, yo decoro que sino voy a estresarme con tanto colorido!!!

Besos atornillados.

P.D. Juas! Tenemos telepatía, me acabas de mandar un sms.